sábado, 12 de marzo de 2011

Comentario sobre la pelicula: "Conocerás al hombre de tus sueños"

“CONOCERÁS AL HOMBRE DE TUS SUEÑOS” Comentario
Antes que nada, hay que dejarse guiar por las pistas.
Porque Woody  Allen nos da pistas para que no nos perdamos la genialidad que es: “Conocerás al hombre de tus sueños”.
Las pistas son dos:
*La canción: “La estrella azul”, de la película de Walt Disney “Pinocho”. (Es importante recordar la letra: “Si en la nocturnal quietud, ves brillar la estrella azul, todo lo que pidas, se realizará. Si es muy grande tu ilusión, pídela de corazón y la estrella te sabrá así escuchar…….”).
 *La reiteración de una frase: “Las ilusiones curan más que los remedios”.
Ambas componen el leitmotiv de la película, que habrá de ser demostrado a la manera de un teorema, hasta el remate final, con la viejita que es, la única, entre tantos personajes desdichados, que cumplirá su deseo. 
Es también la única que se dejó llevar por la ilusión.
Los otros personajes son secundarios y están al servicio de la demostración.
El jugarse a favor de la ilusión quizá no hable del mundo esperanzado del director, pero le sirve para poner en cuestión otras categorías aledañas. Verdades, mentiras, falsedades, serán severamente cuestionadas.
“Hace mentir a las verdades”, como decía el gran Miguel Hernández; y brotar ilusión de las mentiras.
Aunque tampoco son mentiras, no se sabe. La adivina, no es claro que esté mintiendo.
Aquí los que dicen la verdad, mienten y los que mienten, dicen la verdad. Siempre en el territorio acotado de la ilusión.
Allí, el gran ilusionista, juega. Y demuestra su teorema.
Woody Allen nos invita a la ilusión. Nos dice que cuando se alcanza (no cualquiera la alcanza), ocurren cosas. Cosas buenas.
Nos invita a ser como Pinocho, que, producto de la ilusión, cobró vida.
También despista. A nadie se le ocurriría ubicar entre las cosas “buenas” a semejante candidato que oficia de “hombre de los sueños” de la viejita. Recién a la larga hay que reconocer que es la horma de su zapato. Así, el remate llega, demorado, más contundente.

Comentario sobre la película "El cisne negro"

EL CISNE NEGRO
Hay que advertir a los espectadores acerca del tema de la película. No se trata de Arte, se trata de Locura.
La extraordinaria película de Darren Aronofsky muestra, con crudeza y magnificencia; y ahí sí, con Arte, un caso patológico. El desgarrador inicio de un delirio psicótico.
Tal caso, ilustra lo que es la peor forma de liberarse de una madre mortífera.
Las rasgaduras en la piel, los reiterados sangrados, formas elocuentes de automutilación; quedaron ocultados por apósitos y por cosméticas. Esas llagas eran las verdaderas protagonistas.
El Cisne rojo (sangre), que, lejos de desaparecer, se potencia hasta el remate final en que anega al Cisne Blanco (y también al Cisne Negro).
La obra efímera, y la “perfección”, el anhelo de alcanzar el logro estético. Pero, un detalle, el logro estético, el genuino, requiere de una condición: la supervivencia del artista.
En “El Cisne Negro”, la artista, por el contrario, se inmola.
La artista había desafiado a su madre, más allá de lo que pudo ella misma  sostener. Con la palabra: “Yo soy la Reina Cisne, tu solo has sido una integrante del cuerpo de baile”. Y con la obra, a la que pudo presentar a condición de que esta fuese efímera, única y fatal.
 El anegamiento del Cisne por la sangre, muestra el fracaso en el intento de liberación. El triunfo de la muerte.
El Arte, es otra cosa.
Aronofsky lo sabe, su película es, además, cercana al logro estético.